Quizás por compararla con la charla sobre la Ley de Medios, a casi todos los compañeros de cursada nos pareció un tema un poco irrelevante. Interesante, pero no tan concreto, quizás por no poder comprenderlo en su magnitud.
Hasta que te toca de cerca. Tan cerca, que una de tus compañeras, asistente a esa charla el año pasado en el auditorio de la calle Moreno al 400, es víctima fatal de esa violencia.
Tan verídica y brutal, que nunca más le voy a creer a una mujer que ese moretón en los brazos, ese corte en la ceja o ese hematoma ojeroso fue causa de una caída en la bañera, la escalera, de la cama de arriba de los chicos o porque se le cerró el ascensor abruptamente.
Disculpen, pero el amor puede virar en violencia sin darnos cuenta. Y sentirse culpable por no haberlo advertido es realmente muy feo. En este momento siento eso, impotencia e impericia en no haber indagado con astucia esos golpes que sufrió Marianela Rago el año pasado. Tal vez no hubiera torcido la historia. Tal vez si. Pero no seamos indiferentes a la vio

Te extrañare Marianela. Mi ultimo recuerdo fue verte jugando al pool aquella noche de verano. Que dolor horrible. Aunque se haga justicia, nadie devolvera tus sonrisas.